domingo, 19 de mayo de 2013

Eufemismos para la guerra


Antes de que cayera la primera bomba de la OTAN sobre suelo libio las empresas de comunicación ya habían hecho su trabajo, a saber, allanar el camino para que los muertos (50 mil de acuerdo a datos “oficiales”) fueran algo menos que lo “necesario” para sembrar la “democracia” gringa en la nación.
En aquel entonces, encontramos frases memorables de la retórica guerrerista imperial como por ejemplo los “bombardeos humanitarios”. También hubo sutiles deslizamientos de conceptos: mercenarios eran llamados rebeldes; masacres llamadas enfrentamientos; muertos y daños colaterales eran lo mismo.
Una vez más, el diario venezolano El Nacional suma su granito de arena en la avanzada mediática para preparar el terreno de la intervención militar extranjera en medio oriente: “Israel realizó hace menos de una semana bombardeos preventivos contra Hezbolá, que pretendía hacerse de armas químicas”.
¡Bombardeos preventivos! Semejante eufemismo es cortesía del periodista Manuel Tovar y se trata de la versión elegante de un ataque aéreo militar contra un pueblo que desde hace poco más de dos años soporta una arremetida nada más y nada menos que de los dos principales polos del imperialismo: EEUU y la Unión Europea.
A la escandalosa expresión se suma otro elemento utilizado religiosamente por los monopolios (des)informativos como clave segura para justificar desde asesinatos hasta violaciones a la soberanía de los pueblos: armas químicas; llave mágica que se desperdiga irresponsablemente cada vez que se señala a algún “enemigo” del sionismo y que no está lejos de ser más que una de las caracterizaciones del demonio.
En su “análisis”, el señor Tovar también  enumera a los personajes y protagonistas de la trama contra Bashar Al Assad. El clímax es este: Rusia, aliada de Damasco, quiere “mantener su herencia de la extinta Unión Soviética” y ¡atención!: también está Washington “que no quiere involucrarse en la confrontación”.
¿Acaso el periodista no sabe que la ex secretaria de Estado de la Casa Blanca, Hilary Clinton, decretó el derrocamiento de Al Assad como objetivo “diplomático” norteamericano?
Pero hay más: a pesar de que los yanquis “no quieren nada” con Siria, entregan “ayudas no militares” al Ejército Libre Sirio. ¿Será que los miles de dólares invertidos por EEUU en la zona son para financiar nada más que las meriendas de los mercenarios?
Tovar cita sin comillas a un catedrático israelí para lanzar otra perla del discurso mediático intervencionista: “la población entiende que el bombardeo de Israel a Hezbolá busca prevenir un mal mayor”. Es decir, se mata para “contener una amenaza” que, por cierto, fue sembrada por los propios operadores de esta guerra.
Pero el nom plus ultra de la “noticia” son las declaraciones de la “responsable del mundo árabe en el Instituto Europeo del Mediterráneo”, Lurdes Vidal: “en los últimos meses la violencia en Irak ha aumentado por cuestiones internas propias, pero también porque Siria está desestabilizando aún más la fragilidad interna iraquí”.
No fue la invasión de Bush, no fueron los tres billones de dólares destinados para destruir el país, no fue la ocupación de la alianza imperial, no fue el saqueo sistemático de los recursos naturales, no fue la escalada de terror contra el pueblo, no, nada eso: ¡Siria está desestabilizando Irak! Bien lo decía Hemingway: el fascismo es una mentira contada por matones.